top of page

LO ESCONDIDO
(Abril 1908)
Que no intenten descubrir quién fui por cuanto hice y cuanto dije.
Un obstáculo se levantaba y mudaba Los hechos y el tono de mi vida.
Un obstáculo se levantaba deteniéndomemuchas veces cuando iba a hablar.
Mis acciones más ocultasy mis escritos más secretos sólo por ellos me entenderán.
Mas no merezca quizá la pena gastar tanta atención y tanto esfuerzo para conocerme.
Después-en una sociedad más perfecta seguro que algún otro, hecho a mi medida,
surgirá y obrará con libertad .

Una serie de cajas asépticas, con marcos metálicos y tapas de vidrio, idénticas, neutras e impecables nos esperan en la última producción del artista- ceramista Sergio Rosas, en la sede de la Alianza Francesa de Mendoza.  Uno esperaría que “Ese claro objeto de deseo” resultase menos exasperante.   Las cajas son idénticas en el exterior, frías como el metal y el vidrio que las sellan.  Adentro, cuerpos masculinos como  inocuas figuras de manuales de anatomía  para artistas, están de frente, insertas al modo de anaqueles de laboratorio,  resueltas en rojo, blanco y negro, relucientes en su impersonal acabado de vidriado industrial.  Metáfora irritante de la codificación  que el poder estatal y el poder económico y financiero hacen de la trama social.  El lenguaje visivo neutral que estas cajas encierran, como en una grilla, base de datos o padrones, asemejan a las notas identificatorias de nuestra identidad.
El orden moderno, expresado en los estados y plasmado en su poder de  administración y control, somete al individuo a una serie de patrones y representaciones.  Este es el conflicto desplegado por  el arte y el artista modernos.  O el artista se disuelve en las nociones abstractas de individuo y sociedad o se aísla y es considerado una persona extraña o rebelde.  Michel Foucault advierte: “hay dos significados de la palabra sujeto; sujeto a otro por control y dependencia y sujeto como constreñido a su propia identidad, a la conciencia y a su propio autoconocimiento.  Ambos significados sugieren una forma de poder que sojuzga y constituye al sujeto.”  Un modo de constituirse como sujeto son las “prácticas divisorias”: yo y el otro; individuo y sociedad;  arte como actividad autónoma y  arte como compromiso personal y social.  Finalmente, es el proceso que  objetiva al sujeto.  El recorrido del grupo Periferia, al que Sergio pertenece, resolvió la representación moderna de relación conflictiva y tensa entre artista y sociedad.  La disolución del artista individual en un colectivo de arte, relanzó el arte a las calles con “Marita, la más bella flor” Efecto inesperado, zanjó también el par víctima y victimario.
La posición crítica de la posmodernidad  revisó la constitución del sujeto tanto en filosofía, psicoanálisis y biología  como en las ciencias sociales.  Sergio Rosas nos brinda la experiencia estética de estas reflexiones en co-relatos artísticos.  Esta obra se sitúa contra  la dominación abstracta de hombre e individuo.  La teoría queer rescata el   debate de  la condición sexual como producto histórico-social y de las representaciones en uso.  Regresando a Foucault, el ser humano deviene sujeto cuando se reconoce a sí mismo como sujeto sexuado. 
Un giro idiomático argentino es “hacer carne”, en el sentido de apropiarnos de algo.  En efecto, somos carne, soy, me hago, proceso lo vital en un cuerpo, mi cuerpo.
El cuerpo inscribe el deseo, coloca, como brújula, la dirección  del anhelo y el querer.  
Estamos atravesados por la dicha, las pasiones, el disfrute, ….y la demanda permanente del deseo.
“Ese claro objeto del deseo”  critica a las representaciones homogéneas e identitarias del ser en el cuerpo.  Abre sentidos hacia la visibilidad de personas que se reconocen en “otras” representaciones identitarias.  Es, al fin de cuentas, un posicionamiento a favor de las minorías nativas , de género y de la teoría queer.  América Latina es, en lo social, desigual, heterogénea y variada, y no sólo por la pluralidad sexual o el multiculturalismo.  Tanto las estructuras mentales como las sociales y las representaciones del poder nos velan la mirada, nos impiden ver al otro como a un semejante, mas con derecho a ser diferente.  Del mismo modo, resulta difícil el reconocimiento y aproximación a esta muestra. Nuestro autor planta las cubiertas de vidrio, transparentes en cajas de metal, allí están esas figuras inaccesibles, sobre fondos de papel blanco, con fragmentos de Aladino escritos en braille.   ¿Qué me es ininteligible?  ¿Mi cuerpo, todo yo convertido en objeto de deseo de un sujeto?  ¿Puedo descifrar su deseo de mí?  ¿Puedo satisfacer el deseo del otro?  El deseo de tocar, de poseer, de leer e interpretar me es vedado, el enigma sigue en pie.
Sergio Rosas mezcla procesos tradicionales de producción estética –artística, artesanal, industrial, con procesos de comunicación escrita, en sistema braille y superposiciones de las palabras deseo, anhelo, querer en otros idiomas.  La diversidad de soportes, materiales y lenguajes verbales y visuales,  superpuestos y configurando el todo, resulta el correlato de la lucha de las minorías y de los marginados contra toda discriminación en la vida social. 
El deseo proyecta en tecnicolor y con resplandor deslumbrante.  El brillo, como los espejos reflectantes,  el plateado o los esmaltes sobre cerámica, enceguecen.  No vemos o se nos dificulta leer los fragmentos de las Mil y Una Noches, porque hasta al no vidente le está vedado tocar y poder leer el fondo de estas cajas.  El dibujo y los bordados reproducen un diseño nativo ecuatoriano, fragmento que nos resulta, por demás, extraño.  El soporte de este diseño majo coaque es papel, o las caras anteriores de bloques cúbicos de cerámica raku,  con la espectacularidad de sus reflejos metálicos.  Los majo coaque emplean  este dibujo como parte del ritual iniciático de los jóvenes bravos, signo de sus guerreros. Prácticas de bordado deslumbran con espejadas lentejuelas y mostacillas.  Mientras, cascadas de broches y diminutos elementos de bisutería caen a los pies de las hieráticas figuras masculinas.   
En lo brillante y espejado, en los reflejos del vidrio, de los esmaltes y de los plateados está la fascinación de los espejos.  En el espejo alcanzo mi primera visibilidad.  Luego, la búsqueda del otro, de la aceptación y del re-conocimiento y representación social.  Es en mi cuerpo y en la corporeidad del otro donde subyace la apropiación subjetiva de la individualidad. El individuo como cuerpo y como imagen proyecta la tensa espera del deseo, la esperanza y las ansias de ser reconocido por otro y otros.  En estos tiempos, pareciera que la visibilidad ocupase el centro de la escena.   La muestra de Rosas abre a la vivencia y reflexión del deseo y las ansias de ser reconocidos como semejantes y diferentes a la vez  .   
                                                                                                                                                                                                            Roxana Laura Coll
bottom of page